Buenas tardes princesas, príncipes, principiantes, anoréxic@s y/o bulímic@s con diagnóstico, lectores en general, curiosos, personas que accedieron sin querer, personas que querían acceder desde hace mucho tiempo, y otros.
Escribo esta entrada porque recientemente me encontré con solicitudes de acceso y mails, la mayoría referidos al grupo de WhatsApp que creé cuando creía que crear un grupo era una buena idea y mis lectores creían lo mismo. Como sea, más allá de la creencia, luego de leerlos me pareció apropiado dar un par de explicaciones no tan formales…
Antes que nada, si vienes de otro blog que se llama igual a este, debes saber que no me pertenece. Es decir, tiene mi contenido, pero no es más que una réplica de este sitio, que alguien más creó sin mi consentimiento, y de hecho tiene menos de la mitad de todas las entradas que escribí aquí y que posteriormente di de baja. Y fue exactamente el asunto de la réplica, la causa de porqué El baile de Ana estuvo inaccesible. Ya no me sentía cómoda publicando mi contenido.
¡Y qué clase de contenido! Creo que no tiene caso disculparme por haber compartido tips y registrar mi locura, así como tampoco tiene caso culpar a un cristiano por predicar sobre la biblia, o a un musulmán por divulgar el Corán. Es en lo creen, y yo creía en Ana. No tenía intenciones de generar ningún daño, y nunca me pareció que un montón de escritos tuviesen la capacidad de enfermar a alguien sano, más bien todo lo que escribi estaba dirigido a personas similares a mí. De la misma manera, no considero que aquel primer blog con el me topé me haya enfermado. Los blogs como el que yo creé, no están ahí para enfermar a la gente, sino por el simple hecho de que todo lo que existe en el mundo real también existe en la web. No sirve de nada censurar a las personas con trastornos alimenticios, porque existimos y los blogs que relatan nuestras experiencias no son más que una mera consecuencia de ese hecho y no una causa. Aunque tampoco sé si un trastorno alimenticio es lo que padecí, solo sé que algo me dolía y el hambre lo aliviaba.
Pero ya basta, no vine a defenderme de acusaciones imaginarias, sino a hacer las pases. Aunque pueda sonar fantasioso e incluso esotérico, hay partes de mí aquí. Mierda, yo adoraba este blog. Pero luego de las 300 entradas, me pareció una clase de criatura que sabía más de mí que yo misma, y por supuesto, me encontraba muy lejos de quererme como para aceptarlo. Me fue más fácil huir de mi mierda y empezar de cero en otro lado, ya no tan enferma, ya no tan necesitada.
No tengo idea de qué hacer con esto, por el momento lo desmantelé. Quizá luego publique algo. De todos modos, cumplí con el propósito de dar explicaciones y escribir varios párrafos, siempre me pareció que una entrada de pocos párrafos no luce bien. No importa.